La inteligencia artificial (IA) está transformando el mundo laboral a un ritmo sin precedentes. Pilar Manchón, directora de Estrategia de Investigación en IA de Google, lo afirma con convicción: en cada revolución industrial los trabajos se transforman, no se destruyen, y aunque esta vez todo ocurre más rápido, también es una oportunidad para los trabajadores en Chile y América Latina.
Más que reemplazar personas, la IA amplifica capacidades. Igual que la calculadora no eliminó las matemáticas, sino que las llevó más lejos, hoy las herramientas de inteligencia artificial liberan a los trabajadores de tareas repetitivas para que puedan enfocarse en creatividad, estrategia y liderazgo. Esto abre espacio a nuevas competencias laborales que están comenzando a crecer en la región.
Los datos respaldan esta transformación. Según el Banco Mundial y la OIT, entre un 26 % y un 38 % de los empleos en América Latina —unos 87,8 millones— podrían verse afectados por la IA generativa. De ellos, entre un 2 % y un 5 % podrían automatizarse totalmente, pero hasta un 14 % se verán beneficiados con mejoras de productividad. En Chile, estos cambios impactarán principalmente en sectores urbanos y formales, pero también abrirán oportunidades de reconversión laboral y crecimiento en áreas como la educación, la salud, la organización sindical y los servicios digitales.
La adopción ya está en marcha: un 37 % de las empresas latinoamericanas ya implementan IA generativa, y un 45 % la está explorando, según IBM. Esto significa que el trabajador sindicalizado debe prepararse para que estas transformaciones no sean impuestas, sino lideradas colectivamente, asegurando beneficios compartidos.
Lejos de ser una amenaza, la inteligencia artificial puede convertirse en un “nuevo Renacimiento laboral”. Así lo señala Pilar Manchón: la IA permite imaginar una sociedad más creativa, justa y productiva, siempre que la adoptemos con responsabilidad y visión ética. En MiSindicato.App creemos que el rol de los sindicatos será clave para acompañar a los trabajadores en este proceso, promoviendo capacitación, protección de derechos y participación activa en la definición de cómo la tecnología se incorpora a los espacios de trabajo.
La inteligencia artificial no es un fin, es un medio. Y en esta revolución, los trabajadores no deben ser espectadores pasivos, sino protagonistas y arquitectos de su propio futuro laboral.